viernes, 29 de marzo de 2013

Brumas y lluvias


Fines de otoño, invierno, primavera lodosas,
Tiempos arrulladores, os amo y agradezco
que me envolváis así corazón y cerebro
con un ligero lienzo y un sepulcro impreciso.
En esta gran llanura donde el austro se goza,
donde en las largas noches la veleta enronquece,
más que en la tibia edad del renuevo, mi alma
abrirá extensamente sus dos alas de cuervo.
Nada es más dulce al pecho que llenan cosas fúnebres, 
sobre el que cae la escarcha desde tiempos remotos,
oh edades macilentas, reinas de nuestros climas,
que el aspecto indeleble de vuestras sombras pálidas,
-si no es adormecer, una noche de luna,
el dolor, dos a dos, en un lecho azaroso
Baudelaire

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